La Asociación Mujer y Tauromaquia continúa con su programación para seguir divulgando valores de la tauromaquia.
Esta vez ha organizado un tentadero de hembras en la finca Jandilla, propiedad de María Domecq y presidenta de la asociación, en el que participaron jóvenes matadores
de toros como Alfonso Cadaval, José Ruiz Muñoz, ‘Calerito’ y el novillero Emilio Silvera.
Al tentadero asistió más de medio centenar de personas que pudo disfrutar de una jornada campera con las oportunas explicaciones de la propia María Domecq, dueña del hierro de Lagunajanda, y de su hijo Salvador.
Ambos estuvieron muy pendientes del comportamiento de las vacas que se tentaron para aprobar y dejar para vientre a la que mejor condiciones reunía, que fue la segunda. Fue un animal muy bravo tanto en el caballo, al que se arrancó desde lejos en varias ocasiones, como en la muleta del joven matador Ruiz Muñoz, en la que repitió con mucha entrega y transmisión.
También Ruiz Muñoz pudo demostrar en el momento en el que se encuentra. Alfonso Cadaval tentó dos vacas y a la segunda la pudo cuajar sobre todo por el izquierdo. Juan Pedro García ‘Calerito’ también corrió en suerte con un bravo animal de pelo colorado que le regaló unas vibrantes
embestidas. Por último, Emilio Silvera pudo demostrar encontrarse preparado para salir del escalafón de novilleros al de matadores. Incluso, una de las socias se atrevió a darle unos muletazos a una de las vacas.
Todos los presentes pudieron comprobar cómo vive el toro en el campo y entender más en profundidad esta faena como pilar fundamental en la conformación de la ganaderías. El objetivo es conocer, a través de su comportamiento en la plaza de tientas, el fruto de la unión de las madres y sementales y si serán dignas de serlo ellas y así obtener los mejores toros a través de la selección.
Precisamente la asociación nació con el objetivo de divulgar y fomentar el conocimiento de la tauromaquia y, en gran medida, la labor del ganadero durante el desarrollo del toro bravo en el campo.
Esta faena se celebró en la legendaria finca de Jandilla donde pastan los toros de Lagunajanda, llamada así por encontrarse en la comarca de la antigua laguna de la Janda. Se trata de una de las seis ganaderías de la familia en que se reparte el encaste Domecq.
La finca, sumando la vecina de El Horcajo que compró hace unos años, tiene unas 700 hectáreas, dedicadas la mitad a la cría de su ganadería con unas 450 cabezas y el resto a agricultura, con hortalizas y arroz. Con su hierro se lidian unas cuatro o cinco corridas de toros al año, más algunos
que vende sueltos para festejos populares.
Posteriormente los asistentes pudieron disfrutar de un almuerzo en el jardín del cortijo servido por Sevilla Catering, tras conocer una de las faenas fundamentales, como es el tentadero, para la supervivencia de una ganadería de bravo.