Tercera y última de San Ignacio en Azpeitia, con la corrida de la Palmosilla blanda y descastada a excepción del quinto noble y enclasado.
Paco Ureña como director de lidia topó con dos toros muy descastados, a pesar de ello el murciano estuvo muy profesional toda la tarde, acertó siempre en las distancias con un brillante muleteo siempre intentando prolongar los viajes hasta el final, hoy no estuvo atinado con la tizona en sus dos oponentes, ovación y silencio fue el bagaje de Ureña.
Luque no tuvo suerte con los lotes hasta que llegó el quinto, un toro blando y que el gerenense supo acoplarse en los terrenos y en la distancia, tres series primorosas, los naturales largos y muy templados, finalizó con unas luquesinas excelentes de ejecución, estocada de efecto rápido, dos orejas justas para Daniel y otra puerta de Azpeitia más en su currículum, en su primero estuvo porfión ante un toro desclasado y sin fuerza.
Juan Ortega, pudimos disfrutar en su primer enemigo con tres verónicas de ensueño y con una media eterna enroscado en la cadera de una inigualable magnitud, con la muleta estuvo colosal con tres o cuatro viajes muy limpios y profundos y con dos trincherazos con sabor a canela y clavo, Juan torea como lo ángeles del cielo, el toro se agotó y todo quedó en una cerrada ovación, en el sexto estuvo breve ante un toro sin ninguna gracia.
Solo decir que Azpeitia cobra fuerza como una plaza de importancia por saber ver al toro y al torero con exigencia y respeto, enhorabuena a esa localidad del País Vasco por conformar un serial a la altura de los sitios distinguidos.
Plaza de Azpeitia, cartel de no hay billetes.
Toros de la Palmosilla, flojos y descastados a excepción del quinto noble y enclasado.
Paco Ureña, ovación y silencio.
Daniel Luque, ovación y dos orejas.
Juan Ortega, ovación y silencio.
Crónica Alfonso Leandro