Vicente Parra Roldán
El éxito cosechado por Quitín en la novillada de inauguración de la temporada hizo que la empresa le ofreciera el debut con caballos en la fecha del Corpus Christi, alternando con el camero Curro Romero y el portugués José Trincheira para lidiar una novillada de José Rufino Moreno Santamaría.
Sin embargo, en esta ocasión, el público no respondió y en los tendidos de la plaza de toros onubense había demasiado cemento.
Curro Romero se lució tanto en los lances de recibo como en el quite. Con la muleta, dos pases por alto y unos derechazos para seguir con unos análogos que hicieron sonar la música. El novillo volvió a entablerarse y le sacó algunos pases de calidad antes de dejar media estocada delantera, siendo aplaudido y dando la vuelta al ruedo. Volvió a lucirse al manejar el capote con su segundo y, con la muleta, sacó tres pases por alto buenos entre músicas y olés, sacando al novillo al centro con unos derechazos en un quehacer corto que finalizó con una estocada entera, sonando algunas palmas.
El portugués José Trincheira no pudo lucirse al lancear a su primero, luciéndose en el tercio de banderillas. Tras brindar al público, comenzó la faena con pases por bajo y el novillo se cayó, por lo que siguió por alto. Dejó media estocada en buen sitio y, tras una leve petición de oreja, dio la vuelta al ruedo. Tampoco se lució con el capote en el quinto y la faena de muleta fue más vistosa y estuvo compuesta por pases por alto y derechazos. Al dar uno, resultó empitonado y aprovechó la igualada para dejar una estocada casi entera, siendo premiado con una oreja que le fue llevada a la enfermería donde fue curado de herida contusa en la región inguinal derecha, tercio externo, que interesó piel y tejido celular subcutáneo, de pronóstico leve.
Los nervios no dejaron lucirse con el capote al debutante Quitín. Con la muleta dio pases por bajo a un animal que, acusando peligro, se colaba por bajo. No pudo lucirse y terminó de cuatro pinchazos y una entera, siendo silenciado. En el que cerró plaza se mostró muy valiente y torero, realizando una magnífica faena que inició con unos estatuarios muy buenos para continuar con naturales, haciendo sonar la música en su honor, y unos derechazos, siendo derribado sin consecuencias. Terminó su quehacer con unas manoletinas de buena clase y mató de una estocada que fue suficiente, cortando una oreja y saliendo a hombros de la plaza. Su voluntad y afición merecían este premio que le sirvió de estímulo para sus siguientes actuaciones.