Pisaba de nuevo Morante de la Puebla el albero onubense en el año de su reaparición, tras abandonar de forma súbita a mediados de agosto del año pasado los ruedos españoles.
Morante de la Puebla realizaba un nuevo paseíllo en el albero mercedario, junto a Manzanares, en la tarde de la reaparición del triguereño David de Miranda, tras su gravísimo percance en la localidad zamorana de Toro…
Una tarde que ya queda grabada en la memoria de los aficionados, el embrujo del torero de la Puebla se desparramó por el coso de la Vega Larga, desde el inicio de capote, espoleado por las dos orejas del triguereño en el tercero de la tarde. Verónicas de ensueño, majestuosas, despaciosas, infinitas en el tiempo, aún lancean en la memoria de los aficionados, medias de cartel y remates con revoleras eran aclamadas por la grada. Quiso seguir en la brecha y colocó tres pares de banderillas, rojo su envoltura y fuego en los quiebros, el último ajustado a tablas muy aplaudido. La pañosa dejó los destellos de una faena que puso una rúbrica de libro, con media muleta cogida por el extremo del palillo que puso a la plaza en pie, pidiendo los trofeos.
Así transcurrió la tarde de Morante de la Puebla en imágenes.