- De Miranda, en la noche del domingo 15 de octubre, tuvo que acudir de urgencias al Hospital Juan Ramón Jiménez de la capital onubense, aquejado de fuerte dolores en la zona lumbar
El matador de toros David de Miranda, que “arrastraba fuertes dolores en la zona lumbar” tras las tremendas volteretas sufridas durante la lidia de su primer toro el pasado sábado 14 de octubre, en laXIII corrida PinzonianadePalos de la Frontera (Huelva),se vio obligado a acudir de “urgencias al Hospital Juan Ramón Jiménez de la capital onubense”.
La figura onubense tras someterse a un profundo estudio radiológico se le diagnosticó “Fractura desplazada de la apófisis transversa derecha L4, sin afectación del resto de apófisis, platillos, vertebrales ni del muro posterior”.
Además en la exploración previa “se le observó en la zona posterior del muslo, sufusión hemorragia subcutánea, sin opalpar signos de rotura fibruilar, con ecoscopia sin evidenciar desgarros groseros. Dolor a la palpación de espinosas y dolor a la palpación de zona espinailiaca posterior. En MMII se aprecia hematoma azxona interna del muslo sin evidenciar colección fluctuante en ecoscopia”.
David de Mirandadeberá permanecer en reposo absoluto al menos 3 semanas, a la espera de realizar nuevas pruebas y valorar la evolución de la fractura. “El diestro de Trigueros tendrá que acudir a un centro hospitalario para volver a ser examinado por los galenos en las próximas 48 – 72 horas”, comenta el propio matador.
* Se adjunta parte facultativo firmado por el Dr. Ricardo García.
Recordemos que:
La XIII corrida Pinzoniana tuvo un claro triunfador David de Miranda -cuatro orejas- tras firmar una gesta importante al salir de la enfermería para estoquear al cuarto después de haber sido prendido fuertemente en dos ocasiones por el primer toro. David de Miranda, que fue prendido de forma espectacular en el quite al primero, aparentemente, sin demasiadas consecuencias, volvió a la cara del toro –para terminar lo que empezó- un quite con el capote a la espalda. Posteriormente firmó una faena de mucha verdad y pureza, en cuyo final volvió el toro a propinarle una fea voltereta.