De Miranda, refulge.

Nueve orejas fueron a parar al haber del triguereño, un encierro variopinto en hechuras y comportamiento, donde los astados criados en la sin par provincia de Huelva dejaron la impronta de mantener la llama viva de tener al tendido predispuesto y con el interés por siempre.

Salió el de Manuel Ángel Millares, bajo y de hechura inmejorable, para mi el mejor toro a pesar de sufrir una vara larga y fuerte, el de Albarreal, noble y de juego limitado, el de Cuadri, basto, hondo, descastado y noblote en el cierre, Villamarta muy enclasado pero manso con el fondo perdido, el de José Luis Pereda, incierto, tardo y con un pitón izquierdo excepcional y el de Domínguez Camacho, con clase y hechuras, fiel a su estirpe del Marqués, lástima, estaba en los pronósticos de ser el elegido.

Repoker de ases de toreros de plata de ley, Fernando Sánchez, David Adalid, José Chacón, Tito de Sandoval…a caballo, figuron de la pica indiscutible, maestría en el encuentro con el de Celestino muy incierto y tardo, todos mi reconocimiento a Pedro Muriel, Fernando Pereira, Manuel Izquierdo, José Antonio Muñoz, Cándido Ruiz y Rafael Rosa, y los varilargeros Juan Antonio Carbonell, José Cartes, Mario Benítez, Paco Félix, Rafael Carbonell y el antes citado,Tito Sandoval, elenco para el recuerdo de profesionales de una categoría indiscutible, hoy tiene un sitio en esta mi crónica, un torero de una honestidad irrefutable, amigo desde hace años en la redes sociales, nada más, sigo su trayectoria, la pandemia lo maltrató, los contratos decrecen, pero David Adalid perserva siempre, hoy con los rehiletes a un Cuadri incierto le forma un lío categórico, prendido en el segundo encuentro sin consecuencias por fortuna, ratifica con otros dos pares antologícos al de Domínguez Camacho, enhorabuena David Adalid, hoy pude calibrar a una figura del toreo, tuve la oportunidad de conocerte personalmente por cercanías y no quise molestarte, estabas en el sano ejercicio de tu profesión, enhorabuena torerazo.

Y David de Miranda, visto lo visto, ratifico mi parecer de la evolución con precedentes de un torero que sube los escalones de tres en tres, confiado, poderoso, rotundo, sigiloso, variado, templado, descarado, rutilante, enfrascado en verdades absolutas, con el capote cargando el devenir de la verónica sublime, remates con la media verdadera, con la muleta, el temple, el pitón contrario, la bamba del trapo por bandera de viajes certeros y arrastrando en espacios muy cortos, y la taleguilla peligrando en cada contienda.

David de Miranda se hace grande su evolución alcanza cotas irrebatibles. Gran tarde de toros, mi más sincera enhorabuena al padre de esta realidad, Jorge Buendía. Por cierto el papel agotado, rotundo éxito

Artículo de Alfonso Leandro