El jinete luso cortó a su primero una oreja en una faena plagada de detalles de toreo clásico y puro de verdad. El portugués dejó banderillas en lo alto, pisó terrenos más que comprometidos y fue capaz de conectar poco a poco con el público castellonense en un más que notable debut. La faena fue de menos a más y tanto Duarte como el de Bohórquez hicieron un gran binomio para elevar la tarde. La faena quedó en una oreja con petición de la segunda.
Con su segundo prosiguió todo lo bueno de su primero, una faena de dimensión, bien estructurada y quebrando siempre en la cara del toro para gustarse en cada batida, una tarde de gran altura la del jinete del país vecino. El fallo con los aceros le privó de surcar en hombros de Castellón.

