La festividad del Corpus Christi, que se celebró el 25 de mayo de 1.967, trajo consigo una gran corrida de toros en la que el principal aliciente fue la presentación en Huelva de Manuel Benítez “El Cordobés” que entonces atravesaba su gran momento y era seguido por numeroso público, como sucedió en este festejo en el que actuó junto a Antonio Borrero “Chamaco” padre y Francisco Rivera “Paquirri” para lidiar reses de Joaquín García Valdecasas.
La corrida respondió a la expectación y los tendidos del viejo coso de Las Colonias se vieron repletos de un público ávido de disfrutar con las cosas de “El Cordobés”. Además, afortunadamente, los toros colaboraron de tal forma que fueron aplaudidos en el arrastre y, de manera especial, el mayoral cuando fue invitado a dar la vuelta al ruedo por el torero de Córdoba. En total se cortaron siete orejas y dos rabos. El torero onubense le cortó un rabo al cuarto; “El Cordobés” obtuvo dos orejas de su primero y uno en el quinto, mientras que “Paquirri” consiguió los máximos trofeos en el tercero de la tarde.
Dada que la expectación estuvo centrada en Manuel Benítez, hay que señalar que “El Cordobés” estuvo bien, sin excentricidades, con muletazos por alto sin apenas mover el trapo, seguidos de redondos, para seguir con naturales y circulares. Hubo mando en su reposado quehacer, toreo serio con buenos remates y alardes para concluir con molinetes de rodillas y su habitual “salto de la rana”. Estocada y dos descabellos precedieron al paseo por el ruedo con las dos orejas de su oponente.
En el otro, un gran toro, dio otro curso de buen torear, más cerca que antes, instrumentando redondos y naturales muy lentos. Como final de la faena, arrojó la muleta al suelo y cogió los pitones para terminar saliendo airoso del alarde. Precisó de tres pinchazos y dos descabellos y la plaza de nuevo se llenó de pañuelos, aunque en esta ocasión la presidencia solo concedió una oreja.
Artículo de opinión de Vicente Parra Roldán.