El Toro llega a Sevilla. Escribano y “Cobradiezmos” el binomio perfecto.

IMG-20160413-WA0011Escribano y “Cobradiezmos” se encontraron una tarde de abril en el albero sevillano, la feria de farolillos ya en su máxima, pero la feria del albero aún no había tomado vuelo.

Aguardaba en chiqueros un cárdeno, herrado con el número 37 de 562 kilos, nacido en diciembre de 2011 y de nombre “Cobradiezmos”, esperándolo en la puerta de chiqueros un gerenense de nombre Manuel Escribano, impaciente, preocupado, comprometido y sabiendo que la tarde no podía pasar en blanco.

Salía como un obús el cárdeno por la enorme puerta de chiqueros que te hace el trago más largo, aguantar, esperar, cambiar y alargar la embestida al llegar a su jurisdicción, para comenzar rápidamente con lances a la verónica, el de Victorino de bella lámina tiene empuje y sigue con celo el capote de Manuel.

No perdía de vista a su matador y le seguía allá donde fuera, bravo en el caballo empujó con fijeza y metiendo riñones sin miramientos.

Llegaba la hora de la verdad y Escribano colocaba sus tres pares de banderillas rematado con el ya clásico par sentado en el estribo, al quiebro y por los adentros, la ilusión por la movilidad del toro y la bravura se sentía en los tendidos. Pero lo bueno aún estaba por llegar, muleta en mano, Escribano se marchaba en busca de su enemigo para comenzar una tarde que ya hizo historia, Manuel templado, el toro bravo, Manuel encajado, el toro humillando, Manuel sentido, el toro soberbio, …

Una conjunción de elementos, actitudes, sentimientos y un aura de misterio revoloteaba por el albero sevillano mientras toro y torero formaban una sinfonía con acordes de puerta grande. Miles de gargantas gritaban Ole, atronadores aplausos entre tanda y tanda y el murmullo en la grada empezaba a sonar a favor del toro, un toro que se estaba ganando su vida con su esfuerzo, su sacrificio y el buen hacer en la muleta de un torero que fue capaz de enjaretar una faena redonda, maciza y sentida.

Bajaba la mano Manuel y “Cobradiezmos” humillaba con el hocico barriendo y haciendo un surco en el albero, queriendo comerse la muleta que templada y arrastrada le mostraba Escribano …

Los surcos que «Cobradiezmos» hizo en el albero se podrían llenar con las lágrimas de los aficionados que veían como un toro bravo y encastado hacía historia en La Maestranza, bajo la batuta de un director de lidia y de orquesta, Manuel Escribano. 

El Toro llegó a Sevilla.

Se convierte en el segundo Toro indultado en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Escribano y “Cobradiezmos” hacen Historia en la tarde de hoy, 13 de abril de 2016.