La tarde, nos traía recuerdos de aquellas tardes de preferia en abril, con carteles que anunciaban ganaderías menos apetecidas, toreros de segunda fila y la posibilidad de dar una oportunidad a un torero del terruño, mucho aficionado cabal y poco público en tarde laboral que nos daba una idea de cuál era realmente el abono y los partidarios que era capaz de traer el torero local. Pero aunque la realidad sobre el papel dictaba otra cosa, con Diego Urdiales y Daniel Luque que venían acompañados de la vitola de las faenas triunfales a lo largo de la temporada y un Rafael Serna con la gran oportunidad de la temporada que traía a favor las buenas sensaciones que dejó en el compromiso de Utrera de su última actuación en público y una ganadería la de Santiago Domecq que viene marcada por la regularidad y el triunfo…
Pero la realidad fue que la vida sigue igual, y la tarde ganadera fue desastrosa, insulsa y falta de casta, con toros grandes que apenas nos dejaron el tremendo arrimón de Daniel Luque con el quinto, en una faena donde el de Gerena mostró su técnica y dominio, que fue premiado con una vuelta al ruedo tras una petición con matices –de siempre las orejas se piden con más pañuelos y menos voces-, los detalles de Diego Urdiales, dejando auténticos carteles de toros -que nos supieron a poco- en los pases de trinchera y en su toreo de capote y una de las estocadas, que puede ser tenida en cuenta en este San Miguel histórico y Rafa Serna que con el tercero, quizás el mejor de la corrida, dejó su impronta en el toreo en redondo, que hizo sonar oles y romper a tocar a la banda… pero la faena que fue a menos en el natural y la espada, privaron de un triunfo, que le hubiera venido como agua de septiembre, al torero de la Cuesta del Rosario. Al final, en abril o en septiembre, la vida sigue igual.
Articulo de Opinión de José Luis Trujillo. Foto: Arjona