Se cumplen hoy cien años del debut oficial de Manolito Litri en la plaza de toros de Huelva dentro de una semana muy importante para el joven becerrista que acababa de iniciar su trayectoria profesional.
Es de sobra conocido que Manolito actuó en una fiesta privada celebrada en el coso de Las Colonias en la tarde del 20 de junio de 1.920 cuando lidió el sobrero de la novillada celebrada en la tarde anterior, en la que habían actuado Salvador Alarcón, Eduardo Pérez “Bogota” y Francisco Alejandro Pirfo en la lidia de astados de Bernardo de la Lastra.
Después de ese “ensayo” y convencido el viejo don Miguel Báez “Litri” de las ganas, por un lado, y las condiciones, por otro, de ser torero que tenía su hijo Manolito, accedió a que actuase en algunos festejos que se celebraron en nuestra provincia en aquel verano.
Y así se produjo las actuaciones de Valverde del Camino los días 15 y 16 de agosto. El día de la Virgen, Manolito vistió su primer traje de luces para actuar en el coso de la calle Carpinteros junto a Rafael Posada en la lidia de cuatro reses del ganadero local Manuel Castilla. El nuevo torero gustó a los aficionados por sus ganas y por la entrega que le hicieron triunfar en este festejo como en el que toreó al día siguiente con el local Cayetano Naranjo, lidiando astados de Cipriano Ramírez y donde volvió a poner de manifiesto sus cualidades.
La semana venía cargada de festejos y así, el día 18 actuó en Aroche para lidiar dos novillos de Quintanilla Vázquez. Su éxito fue tan grande que la empresa le contrató para el día siguiente en el que lidió dos manos novillos de Diego Ruiz a los que superó para ganarse las dos orejas.
Y llegó el domingo 22 de agosto, fecha prevista para debutar en Huelva en un festejo mixto en el que Manolito lidiaría dos becerros de Rafael Surga mientras sus compañeros de cartel, Joaquín Casañes y Domingo Correa Montes, lo harían con novillos de la misma ganadería.
Por lo que respecta a Manolito hay que señalar que se mostró alegre y decidido en sus oponentes, toreándolos con soltura y agilidad pese al corto tiempo de aprendizaje y de su escasa edad. Manolito tuvo durante toda la tarde muchos deseos de agradar, A su primero, previo un vistoso trasteo de muleta, lo pasaportó de media en lo alto y a su segundo, al que se lució al veroniquear, lo mandó al desolladero de una estocada corta, algo tendida y cuatro golpes de descabello. Aquella tarde, Manolito obtuvo una oreja y el contrato para actuar la semana siguiente en un festejo, con Antonio Posada y Pepe Belmonte y que se había organizado en beneficio de los niños de Rio Tinto.
Comenzaba así la carrera de este joven novillero onubense que tantas tardes de gloria dio y que tanto afecto tuvo de una afición que quedó huérfana unos años más tardes cuando, en su camino, se atravesó “Extremeño”:
Por Vicente Parra Roldan