Sánchez cortó dos orejas y rabo y Mariscal dos orejas en un interesante festejo que cerró la feria
Los novilleros sin picadores Sergio Sánchez y Mariscal Ruiz fueron los triunfadores en el festejo que ha cerrado la Feria de Mérida al cortar dos orejas y rabo y dos orejas respectivamente. También puntuó García Palacios, que cortó una oreja al segundo. Fue una noche de contacto con los más jóvenes del toreo que puso un interesante broche al debut como empresario de José Luis Pereda en el coso emeritense.
FICHA:
Se lidiaron erales de La Glorieta, de buena presentación. Y uno, segundo, de Jose Luis Pereda. El tercero fue ovacionado en el arrastre.
Pablo Polo, ovación.
García Palacios, oreja.
Sergio Sánchez, dos orejas y rabo.
Mariscal Ruiz, dos orejas.
Cristian González, ovación tras aviso.
Antonio Santana, silencio.
La plaza casi se llenó.
COMENTARIO:
Pablo Polo logró interesantes tandas de conocimiento y acople basados en el temple por la derecha ante un novillo noble y exigente. No tuvo suerte en la suerte suprema. Ovación.
Garcia Palacios, que se llevó una voltereta en su turno de quites al primero de la tarde, toreó el único de Pereda. Un novillo muy en Nuñez que se centró en la muleta y regaló embestidas de mucha clase. Faena lucida y bullidora del novillero. Oreja.
Sergio Sánchez dejó dicho desde el primer momento que anda puestísmo y tiene condiciones: largas cambiadas de rodillas, capote a la espalda y mucha conexión. Con la muleta, un auténtico matador de toros con variedad, temple, manejo de los terrenos y valor. Manejó con acierto la tizona y cortó dos orejas y rabo. Ovación al novillo.
También anda muy puesto Luis Mariscal que con el cuarto de la tarde, irregular en sus embestidas y con querencias, supo ponerle lo que le faltaba el novillo. Le cortó las dos orejas.
Cristian Gonzalez firmó una faena muy de novillero, larga y variada, fallada con la espada al potable quinto de la ganadería que fuera del recordado Julio Robles. Fue ovacionado tras escuchar un aviso.
Jesús Santana, muy toreado y con sentido de la escena, recetó al sexto una faena bullidora. Tampoco acertó con los aceros y fue silenciado.