El invierno de ese año fue de mucho trabajo y entrenamiento. Había logrado entrar en la Casa Litri y el maestro le ayudó mucho, inclñuye4ndole en algunos de los numerosos festivales en los que intervino como preparación de la campaña venidera. Estas actuaciones le servían a Juan Jesús para aprender al lado de los maestros y para darse a conocer fuera de Huelva.
De todos esos festivales, el más importante fue el que se celebró en la localidad alicantina de Ondara a beneficio de un hospital de leprosos. Allí actuó al lado de Antonio Bienvenida, Miguel Báez “Litri”, Juan García “Mondeño”, Pepe Osuna y paco Pastor. Juan Jesús no se amilanó ante la presencia de estos diestros sino que fue un acicate para cuajar una sensacional actuación que fue premiada con las dos orejas y el rabo que, eufórico, paseó por el ruedo.
El torero onubense estaba preparado para cotas más altas y, tras varias actuaciones por la provincia, el 3 de mayo de 1.964 alcanzó una de las metas soñadas: debutar con caballos y en la plaza de su tierra. Y lo hizo al lado de dos grandes figuras de la época, Gabriel de la Haba “Zurito” y Pepe Luis Caetano para lidiar utreros de Diego Garrido.
A lo largo de toda la tarde, El Zurdo puso de manifiesto su enorme valor que encandiló a los tendidos y con el que pudo superar sus deficiencias técnicas. Gustó en algunos momentos cuando utilizó la capa, especialmente en un pinturero quite que le hizo a uno d ellos novillos lidiados por Caetano y llegó a los tendidos cuando usó la franela roja, logrando algunos pases de mucho aguante y siempre con el deseo de agradar. Cortó una oreja al primero de su lote y fue muy aplaudido en el que cerró plaza.
Después llegaron otros festejos en diversas plazas pero las ilusiones de Juan Jesús por ser torero fueron disminuyendo y, paulatinamente, se fue alejando de la actividad taurina, dedicándose a otras actividades profesionales en las que, afortunadamente, le ha ido muy bien y, en la actualidad, disfruta de una merecida jubilación junto a su esposa, hijos y nietos, aunque no está inmerso en el planeta taurino onubense, al que sigue como buen aficionado.
Este ha sido el devenir de un torero onubense en su paso por la plaza de su tierra, esa que estaba cerca de su domicilio familiar y que le impulsó a ser torero. No lo sólo lo soñó sino que lo consiguió. Enhorabuena, torero.
Artículo de opinión Vicente Parra Roldán.