El torero nacido en Cortegana tuvo un espectacular comienzo y, de manera especial en la tarde del 27 de marzo de 1966 cuando debutó en Huelva haciendo el paseíllo junto a Luís Tabuenca, Paco Torres, Manuel Rodríguez “El Palermo” y el triguereño Antonio Blanco, además del rejoneador Francisco Jacobo Delgado para lidiar un encierro de Concepción Candau.
No empezó con buen pie el festejo pues el primero de la tarde hirió gravemente a Luis Tabuenca cuando lo veroniqueaba, por lo que Rafael Romero se tuvo que hacer cargo del animal que realizó una faena de muleta muy torera con diversidad de pases muy valientes para acabar destocada y varios descabellos. La ovación fue tan grande que se vio obligado a pasear el ruedo. En el que le correspondió en suerte formo un alboroto con el capote, brillando en un vistoso quite de frente por detrás. Con la muleta el arte y la solera se dieron la mano en los pases por alto, estatuarios con los pies juntos, suaves y templados con los que abrió una faena realizada entre el clamor de los aficionados. Series de derechazos muy ligados y naturales hondos para concluir de media estocada y un descabello, siéndole concedidas las dos orejas con las que paseó triunfante el ruedo onubense.
Este éxito le propició actuar en la tarde del 24 de abril junto a Luís Tabuenca y Paco Torres, con erales de Concepción Candau. Un cartel con los triunfadores de la novillada anterior pero que no tuvo mayor trascendencia por las condiciones del ganado. Rafael Romero estuvo espléndido con su primero al que le cuajó una magnífica faena que le sirvió para conquistar dos orejas. Sin embargo, en el otro, que ofrecía muestras de peligro, prolongó en demasía la faena, a cuya finalización el público guardó silencio.
En las fiestas colombinas en una novillada picada en la que hizo el paseíllo junto al rejoneador Álvaro Domecq y los novilleros Fernando Rodríguez “El Almendro” y Sebastián Borrero “Chamaco II” para lidiar reses de Pablo Rincón Cañizales. El torero serrano supo superar las dificultades que presentó su peligroso primero al que intentó torear con mucha voluntad, pero sin lucimiento por las condiciones de su oponente. Cuando terminó de pinchazo y media fue obligado a dar la vuelta al ruedo. Brilló con el que cerró plaza al que recibió con buenos lances. Con la muleta ayudados por alto naturales y circulares entre olés y ovaciones. En una de las series fue volteado, pero, afortunadamente, resultó ileso. Estocada para una oreja bien ganada a pulso y con mérito que el público concedió con satisfacción.
La tercera actuación de la temporada en la plaza capitalina fue en la feria de La Cinta, el 8 de septiembre junto a Jesús Abril y Sebastián Borrero “Chamaco II” para lidiar utreros de Joaquín Buendía. Precisamente en novillero dinástico resultó herido en el primero de su lote por lo que el festejo quedó en un mano a mano. Se lució Rafael Romero en el recibo a su primero y, con la muleta, bello estatuario para seguir con derechazos ante la imposibilidad de poderlo torear al natural. No estuvo acertado a la hora de matar y el aviso llegó cuando caía su oponente. En el que cerró plaza se volvió a lucir con el capote y con la muleta, especialmente en las series de naturales que fueron cuajadas; redondos pisando un terreno increíble para rematar con chicolinas. Necesitó de media estocada y descabello y fue largamente aplaudido. Aparte estas fueron las actuaciones de Rafael Romero en la capital onubense. Posteriormente actuaría en diversas plazas de España, alejándose poco a poco del panel taurino hasta que su hija Blanca se desposó con Cayetano Rivera Ordoñez.
Artículo de Vicente Parra Roldán.