Vicente Parra Roldán
Había pasado casi una década desde la última alternativa cuando se anunció para la tarde del 10 de septiembre de 1.995 y en la plaza de Cortegana el doctorado del joven Miguel Carrasco, quien sería investido matador de toros por Fernando Cepeda en presencia de Luís de Pauloba. Y, para la ocasión se habían elegido reses de los Herederos de Carlos Núñez.
El joven toricantano, vistiendo un traje rosa y oro, recibió los trastos de manos de su padrino a las 18,52 horas entre una fortísima ovación del numeroso público que había acudido a los tendidos del coso serrano. Y Miguel Carrasco, pese al tiempo que llevaba sin torear en público, se mostró en un magnífico momento, destacando especialmente en el que cerró plaza. Estuvo bien con el de la ceremonia, “Gorgorito” de nombre, marcado con el número 66 y de capa colorada pero se entonó más en el que cerró plaza al que toreó con largura y profundidad hasta que el animal se agotó. Miguel Carrasco estuvo además muy atinado con los aceros por lo que fue premiado con las dos orejas del toro de la alternativa y el rabo del último del festejo.
Fernando Cepeda no terminó de acoplarse con su primero en una labor anodina y sin brillo que fue premiada con una oreja para mejorar con el cuarto donde se mostró más torero pero perdió la oportunidad de conseguir más trofeos por el mal uso de los aceros por lo que fue protestado.
Brilló con el capote Luís de Pauloba. Muy entregado el torero con su primero, llevó a cabo una faena muy decidida y cuajada que fue premiada con las dos orejas mientras que mostró su profesionalidad ante el peligroso quinto.
En suma, que la tarde fue del torero protagonista de la jornada, en este caso Miguel Carrasco que fue el gran triunfador de una jornada que pasará a la historia del torero y de la plaza de Cortegana.