Vicente Parra Roldán
La feria de Zalamea la Real se ha caracterizado por contar con excelentes combinaciones taurinas, por lo que los aficionados locales y los de la zona se agolpaban en los tendidos de la añeja plaza para contemplar los espectáculos.
Hace medio siglo, en 1.967, la empresa organizadora montó un excelente cartel, con la presencia de los dos novilleros de moda de la época – Antonio Millán “Carnicerito de Úbeda” y Miguel Márquez – quienes actuaron junto al rejoneador extremeño Gregorio Moreno Pidal quienes lidiaron utreros de Buendía Hermanos, que resultaron regulares.
El jienense Carnicerito de Úbeda demostró su sazón y su buen momento. Destacó en el toreo de capa, especialmente en los lucidos quites que llevó a cabo. Con la muleta realizó a sus tres enemigos brillantes faenas, con pases de todas las marcas que enloquecieron a los repletos tendidos. Mató a su primero de estocada, logrando los máximos trofeos; a su segundo de estocada y descabello, siendo muy aplaudido; y a su tercero de estocada y descabello para cortar las dos orejas y el rabo.
Por su parte, el malagueño Miguel Márquez estuvo magistral con el capote y con la muleta, demostrando poseer una cabeza privilegiada. Completó tres faenas con reposo y ajuste que llegaron a emocionar a los espectadores. No estuvo atinado en el manejo de las espadas en su primer y tercer novillos, logrando los máximos trofeos en el que lidió en segundo lugar. Pese a esos fallos, cuajó magnificas faenas y el público estuvo con el torero.
Mediada la función actuó el rejoneador. Moreno Pidal no tuvo suerte pues, al clavar el primer rejón de castigo, descordó a su oponente, que tuvo que ser apuntillado, siendo silenciada su actuación.